Hemos estado en el Parador de Javea del 14 al 15 de septiembre de 2015.
Para rematar las vacaciones de este verano decidimos hacer una escapada a Jávea. En nuestro proyecto de conocer los paradores, el de Jávea era el ideal para una escapada corta, en tiempo (1 noche) y distancia. Así que pensado y hecho, el día 14 por la mañana cogimos la AP-7 dirección Valencia, salida 63 dirección Benissa, Teulada y Benitatxell, y en 1 hora y cuarto llegamos al parador.
Está situado en un pequeño cabo que limita al norte la Playa del Arenal. El edificio en sí es más bien funcional, con la construcción típica de las áreas turísticas del Levante en los años sesenta. Se inauguró de hecho en 1965. Sin embargo una vez dentro el ambiente es muy agradable y relajante. Tiene un jardín con enormes palmeras y amplio césped con vistas a la playa que le proporciona un gran encanto. Además descubrimos, tras leer un pequeño dossier informativo en la habitación, que en ese jardín hay restos de una villa romana (escasos): algunas columnas y bases de ellas y restos de muralla. En la zona más alejada del edificio principal, junto al mar, hay una zona chill-out (Mediterránea 233). En la zona del jardín más cercana al parador hay una piscina de buen tamaño con forma de L rodeada de césped y hamacas y también con vistas a la playa. Rodeando el parador por la zona exterior bordeando la costa rocosa se ven algunos restos de la villa romana, 2 arcos y unos canales y balsas; según refieren era una villa con una factoría de "garum" (salsa de pescado).
Nos asignaron la habitación 404 (en la foto, la cuarta comenzando por la derecha de la última planta) con vistas a la playa. Es amplia con cama grande y cómoda, un sofá (probablemente cama), televisión y bar. El baño grande y funcional.
Llegamos el lunes al mediodía y antes de comer nos bañamos en la piscina. Comimos un arroz caldoso de pescado y cigalas muy sabroso, aunque lo más destacado fueron los postres: un sorbete de mojito y un tarro de crema de camembert con base de galleta acompañado de frutos rojos, ambos por encima de la media. Comer con vistas al jardín y al mar es un privilegio que no tiene precio.
La mañana del martes antes de desayunar fuimos a pasear por la playa y a disfrutar un rato del mar Mediterráneo. El día estaba radiante y el agua limpia e incluso con peces.
El Parador de Jávea ha sido una sorpresa agradable por su maravillosos entorno y por el ambiente de tranquilidad y serenidad que transmite. Un buen sitio para una escapada desestresante.
Para rematar las vacaciones de este verano decidimos hacer una escapada a Jávea. En nuestro proyecto de conocer los paradores, el de Jávea era el ideal para una escapada corta, en tiempo (1 noche) y distancia. Así que pensado y hecho, el día 14 por la mañana cogimos la AP-7 dirección Valencia, salida 63 dirección Benissa, Teulada y Benitatxell, y en 1 hora y cuarto llegamos al parador.
Está situado en un pequeño cabo que limita al norte la Playa del Arenal. El edificio en sí es más bien funcional, con la construcción típica de las áreas turísticas del Levante en los años sesenta. Se inauguró de hecho en 1965. Sin embargo una vez dentro el ambiente es muy agradable y relajante. Tiene un jardín con enormes palmeras y amplio césped con vistas a la playa que le proporciona un gran encanto. Además descubrimos, tras leer un pequeño dossier informativo en la habitación, que en ese jardín hay restos de una villa romana (escasos): algunas columnas y bases de ellas y restos de muralla. En la zona más alejada del edificio principal, junto al mar, hay una zona chill-out (Mediterránea 233). En la zona del jardín más cercana al parador hay una piscina de buen tamaño con forma de L rodeada de césped y hamacas y también con vistas a la playa. Rodeando el parador por la zona exterior bordeando la costa rocosa se ven algunos restos de la villa romana, 2 arcos y unos canales y balsas; según refieren era una villa con una factoría de "garum" (salsa de pescado).
Nos asignaron la habitación 404 (en la foto, la cuarta comenzando por la derecha de la última planta) con vistas a la playa. Es amplia con cama grande y cómoda, un sofá (probablemente cama), televisión y bar. El baño grande y funcional.
Llegamos el lunes al mediodía y antes de comer nos bañamos en la piscina. Comimos un arroz caldoso de pescado y cigalas muy sabroso, aunque lo más destacado fueron los postres: un sorbete de mojito y un tarro de crema de camembert con base de galleta acompañado de frutos rojos, ambos por encima de la media. Comer con vistas al jardín y al mar es un privilegio que no tiene precio.
La mañana del martes antes de desayunar fuimos a pasear por la playa y a disfrutar un rato del mar Mediterráneo. El día estaba radiante y el agua limpia e incluso con peces.
El Parador de Jávea ha sido una sorpresa agradable por su maravillosos entorno y por el ambiente de tranquilidad y serenidad que transmite. Un buen sitio para una escapada desestresante.
Para terminar la puntuación del Parador de Javea (0-5):
Entorno: 4
Parador: 3
Habitación: 3
Atención: 4
Gastronomía: 3